Cuando Francox se
reunió con sus clientes, para definir las necesidades y las ideas centrales e
iniciar el diseño del proyecto, se percató que la pareja que lo contrataba era
un par de jóvenes entusiastas y agradables.
Desde que los vio, el hombre percibió un ambiente repleto de
armonía y paz, como si… Esperen.
Por brevísimos instantes, Francox percibió algo similar a… ¿energía…?
alrededor de la pareja con la que había empezado a charlar plácidamente. Francox
pensó de inmediato que había sido producto de su imaginación, hasta que se dio
cuenta que la comunicación con la pareja fluía de manera continua y natural,
algo que jamás había sucedido antes en sus primeras sesiones con sus clientes.
Normalmente, la primera sesión servía para conocerse, y establecer los
parámetros para las reuniones subsecuentes.
Entonces –por primera
ocasión– el arquitecto se cuestionó
si era posible que él mismo fuera susceptible a la energía emanada de sus
clientes… Había leído en alguna ocasión que todos los seres vivos eran un cúmulo
de materia y energía, así que era posible percibir la energía de los objetos,
pero…
El joven, uno de sus clientes, interrumpió sus divagaciones,
agradeciéndole muy contento el que hubiera comprendido todas sus necesidades de
manera clara y precisa.
Francox sonrió. No supo qué decir. Pero en verdad había
capturado la esencia del proyecto.
Se despidió de la pareja. Tenía información suficiente para
comenzar a diseñar.
Algo daba vueltas en su cabeza en ese momento, y es que en
un par de semanas, se llevaría a cabo una reunión con un grupo de científicos, estudiosos
de la materia y la energía en los seres humanos. Francox había recibido una
invitación para asistir. La charla era parte de una sesión de un programa de
radio, transmitido en vivo. El arquitecto originalmente rechazó la invitación,
pero ahora era momento –pensaba– de prestar atención a todo lo extraño
que acontecía a cada momento en su vida…
Escucho:
Sweetest thing / U2
I know what I'm here for / James